José Miguel Cárdenas, El Mercurio
SANTIAGO.- Una
baja sostenida en las faenas petroleras y la consiguiente emigración de las familias de los trabajadores de Enap han dejado su huella en comunas magallánicas como
Primavera, en Tierra del Fuego, y
San Gregorio, limítrofe con Argentina.
En los últimos 25 años, sus poblaciones bajaron de 1.629 a 1.158 y de 1.643 a 799 habitantes, respectivamente, sin que se hiciera nada para evitarlo. Un problema que también afecta a Laguna Blanca, que en 1992 tenía 867 personas y hoy solo tiene 274 habitantes. En este caso, las causas están en la simplificación de las faenas ganaderas, que requieren menos trabajadores en las estancias.
Aunque no alcanza la magnitud del despoblamiento que sufre el altiplano en el extremo norte, la situación preocupa a quienes observan una tendencia que parece irreversible de no mediar acciones.
El alcalde de Primavera, Blagomir Brztilo, dice que el principal freno para desarrollar su comuna es la dependencia que tienen de Enap y que es necesario cambiar incentivando la instalación de nuevas empresas. "La luz es gratis, porque la genera Enap. Eso no nos permite crecer, porque la capacidad es limitada", describe. Opina que descentralizar es un tema clave, "y se necesita tener una mirada geopolítica para potenciar estas comunas rurales".
En tanto, Miguel Sierpe, consejero regional y ex presidente del Core, critica que en todos los gobiernos ha habido interés en potenciar las comunas rurales de la Patagonia: "Al menos en los últimos 25 años, los consejos regionales mayoritariamente han estado preocupados, exigiendo una mirada geopolítica hacia nuestra región, que lamentablemente no ha sido escuchada por los responsables del nivel central".
